En un mundo donde la inteligencia artificial dejó de ser una promesa para instalarse en nuestra vida cotidiana, la pregunta ya no es si usarla, sino cómo hacerlo de manera estratégica, ética y productiva. Carolina Pérez Echeverría, ingeniera civil industrial, directora de empresas, consultora en innovación y profesora del programa Board of Women (BOW) de Mujeres Empresarias, ha dedicado su carrera a transformar organizaciones y preparar a líderes para el futuro. Aquí comparte su mirada sobre el impacto de la IA en la alta dirección y por qué puede ser una gran aliada para cerrar brechas de género.
¿Qué está cambiando en la forma de liderar y tomar decisiones en las empresas con la irrupción de la IA?
Hoy los líderes que entienden y usan la inteligencia artificial toman decisiones más certeras y rápidas. Ya no basta con la intuición o la experiencia: necesitamos incorporar datos, modelos predictivos y análisis de escenarios para anticiparnos.
Esto obliga a las organizaciones a ser más flexibles y resilientes. Las habilidades más valoradas hoy no son solo técnicas: empatía, pensamiento crítico, creatividad y aprendizaje continuo son claves.
Un liderazgo efectivo no se mide solo por los resultados, sino por la capacidad de inspirar, formar talento y crear equipos que confíen en sí mismos frente a la incertidumbre.
¿Cómo puede la IA acelerar el balance de género en la alta dirección?
La brecha de representación femenina sigue siendo grande, y necesitamos nuevas herramientas para acortarla. La IA, bien usada, puede ser una gran palanca.
Permite reducir sesgos en procesos de selección y evaluación, y al automatizar tareas rutinarias libera tiempo para que más mujeres se enfoquen en funciones de mayor impacto.
Además, aporta datos que demuestran el valor de la diversidad, transformando percepciones en evidencia. Una mujer que domina estas herramientas se posiciona como una líder capaz de anticipar tendencias, optimizar decisiones y rediseñar negocios. Eso marcará la diferencia.
¿Qué fortalezas de la forma en que lideran las mujeres son esenciales para guiar el uso ético de la IA?
Las mujeres aportamos una mirada empática, colaborativa y sistémica, tres atributos esenciales para un uso responsable de la tecnología.
Entendemos cómo la IA impacta a las personas, anticipamos riesgos y fomentamos culturas abiertas a la innovación. Estas habilidades no solo generan confianza (en directorios, inversionistas y equipos), también son estratégicas para la sostenibilidad y la rentabilidad de las organizaciones.
¿Cómo ves la relación de las distintas generaciones de mujeres con la IA?
Cada generación enfrenta su propio desafío. Las más jóvenes deben entender que la IA no reemplaza sus capacidades: las potencia. Deben verla como una aliada, desarrollar competencias digitales y mantener viva la curiosidad. Las ejecutivas más senior, en cambio, deben soltar el miedo a perder relevancia y apoyarse en su experiencia para integrar nuevas herramientas. Cuando ambas generaciones se encuentran (la naturalidad digital de unas y la visión estratégica de otras) se produce una ventaja competitiva única.
¿Qué barreras culturales frenan la adopción de la IA en Chile y Latinoamérica?
Las barreras no son técnicas, sino culturales. Muchos directorios aún ven la IA como un gasto y no como una inversión estratégica. Eso lleva a implementar proyectos por moda, sin propósito claro ni impacto real. A eso se suma la desconfianza, el miedo al cambio y la baja madurez digital en la alta dirección.
El gran desafío es de liderazgo: cambiar la mentalidad. Pasar de la lógica del control a una visión de oportunidad, entendiendo que la IA no es un experimento aislado, sino una palanca de competitividad para el futuro.
¿Cómo ha transformado la IA tu forma de trabajar y pensar la estrategia?
La IA cambió mi forma de diseñar estrategias. Hoy soy más ágil, menos rígida. Antes los planes eran de cinco años; ahora trabajo en escenarios múltiples y ajustables.
Me permite automatizar tareas, procesar grandes volúmenes de información y detectar tendencias emergentes.
Eso libera mi tiempo para lo esencial: escuchar, acompañar y liderar.
La IA es mi copiloto: amplifica mi capacidad de análisis, pero soy yo quien decide la dirección y las prioridades. Es como tener un equipo de cien asistentes trabajando en paralelo para liberar espacio a la estrategia y al pensamiento crítico.
¿Qué consejo te habría gustado recibir al empezar tu carrera, y que hoy cobra más sentido con la IA?
Nunca dejes de aprender.
Lo que te hizo exitosa ayer no te garantiza el éxito mañana. La IA acelera la obsolescencia del conocimiento, por eso la curiosidad y la actualización constante son vitales. Los líderes más valiosos no son los que más saben, sino los que están dispuestos a seguir aprendiendo. Por eso siempre cierro mis charlas con una pregunta: ¿qué vas a aprender este mes?