SEÑOR DIRECTOR:
Según la última encuesta CEP, un 27% de las personas manifestó aprobar al gobierno, mientras que el 62% desaprueba su gestión. Datos que, con pequeñas variaciones, se mantienen en relación a la muestra anterior.
Sin embargo, un dato que sí revela y llama la atención es la respuesta femenina: 61% de las mujeres desaprueba el trabajo de la actual administración. ¿Cómo es posible que un gobierno que ofreció tantas promesas para mejorar las condiciones de este segmento de la población y que además se autodefinió como «feminista» muestre este nivel de desafección?
Creemos entender la causa. Hasta ahora, la mayoría de las medidas y cambios normativos en vías de implementación desfavorecen, en cierta medida, la incorporación de las mujeres al mundo laboral. Hablamos en particular de las leyes de 40 horas y de salario mínimo, que si bien consideramos buscan ser un aporte para lograr una mayor corresponsabilidad y calidad de vida, pueden afectar el crecimiento y ser un desincentivo a la creación de empleos; siendo las mujeres, una vez más, las principales perjudicadas.
Así entonces, no es difícil entender estas cifras de descontento por parte de las mujeres, que siguen sin poder salir de la informalidad, a cargo del cuidado de menores y viendo incumplidas las promesas de cambio ofrecidas en la pasada campaña presidencial.
Para revertir los números, quizás sería necesario que el gobierno proponga un plan a mediano y largo plazo para la implementación de medidas que afecten positivamente la incorporación de las mujeres al mercado laboral; como ocurre, por ejemplo, con la ley de sala cuna universal que sigue pendiente.