Carolina Eterovic y Francisca Valdés, Mujeres Empresarias
Señor Director:
Las recientes elecciones no solamente generaron interés por sus resultados y los posibles escenarios que ocurran en Chile, sino que también por la paridad de salida.
Sin duda, las acciones afirmativas para lograr mayor balance entre hombres y mujeres, tanto en el sector público como en el privado, han sido importantes y necesarias para avanzar hacia una mayor representación del talento. En política, contar con mecanismos de paridad es importante para garantizar igualdad en las listas de candidatos, permitiendo que hombres y mujeres se vean representados entre las opciones del voto. Pero lo que ha llamado la atención en esta oportunidad es que el sistema, además, contempla que, como resultado del proceso, sea elegida la misma cantidad de mujeres y hombres, independientemente de la preferencia de los electores.
Se genera así una legítima pregunta: ¿es representativo reemplazar a un candidato que consiguió 13,8% de los votos por una persona que obtuvo solo el 1,7% de los sufragios, atendiendo, solamente, a un criterio de género? Este caso no es hipotético, pues ocurrió en las recientes elecciones con Juan Sutil e Ivonne Mangelsdorff.
Si bien es importante preocuparnos de la igualdad de oportunidades y crear instrumentos como la paridad de entrada en las elecciones, consideramos que también es relevante validar los votos, factor esencial del respeto a la democracia. Pues, sin considerar su género, los votantes informados se acercaron a las urnas y decidieron por ideas, por propuestas políticas y por su candidato.
Nuestro punto de vista no es antojadizo ni responde al calor de los hechos. Por 22 años hemos sido parte activa de distintos procesos democráticos de Chile. Hemos visto triunfar y fracasar proyectos políticos. Hemos sido parte activa de cambios sustanciales en el papel de la mujer en cargos de toma de decisión tanto público como privado. Es por eso que, con propiedad, consideramos que la paridad de salida deslegitima la democracia, resta valor a la representatividad y amenaza con prescindir de los mejores talentos, independiente del género.